En defensa del diálogo. Michael Sandel, filósofo y profesor
Summary
TLDRLa filosofía, como la enseña Sócrates, es un proceso de cuestionamiento y debate público que impulsa la reflexión crítica sobre valores y convicciones. En un mundo donde el discurso público se ha vuelto polarizado y tecnocrático, la necesidad de redescubrir el arte democrático de hablar y escuchar con respeto y empatía es crucial. La generación joven muestra un anhelo de debatir éticamente sobre asuntos significativos, aprendiendo a estar en desacuerdo con civismo, lo que puede ayudar a llenar el vacío en el discurso público y a promover un entendimiento más profundo entre ciudadanos.
Takeaways
- 🏛️ La filosofía es un pilar de la ciudadanía y esencial para debatir sobre la organización de nuestras vidas en sociedad.
- 📚 Sócrates, considerado el primer filósofo occidental, no escribió libros sino que cuestionaba a los ciudadanos para desafiar sus ideas y formas de pensar.
- 🤔 La filosofía invita a la reflexión crítica sobre convicciones morales y políticas, y a cuestionar las convenciones y trasfondos de nuestras vidas.
- 🗣️ En sociedades polarizadas, el discurso público tiende a ser un intercambio de gritos en lugar de un verdadero diálogo.
- 🌐 La falta de un discurso público con significado moral amplio puede llevar a una carencia que es llenada por voces intolerantes y de corto alcance.
- 👥 La vida pública democrática depende de la capacidad de debatir sobre cuestiones importantes y de valores compartidos.
- 👨🎓 Los estudiantes de filosofía y humanidades son invitados a reflexionar críticamente sobre sus convicciones y a debatir sobre asuntos éticos.
- 🌟 Existe un anhelo, especialmente entre la juventud, por razonar y debatir en público sobre cuestiones de valores importantes.
- 👂 La escucha activa, con empatía y respeto, es fundamental para entender las convicciones y principios detrás de las opiniones de los demás.
- 🌱 La capacidad de razonar juntos y escucharse unos a otros, incluso en desacuerdo, es esencial para cultivar el discurso público democrático.
Q & A
¿Qué papel juega la filosofía en la ciudad según el guion?
-La filosofía esencialmente pertenece a la ciudad, donde los ciudadanos se reúnen para debatir sobre cómo organizar nuestras vidas en conjunto, temas de justicia, desigualdad y obligaciones entre ciudadanos.
¿Quién es considerado el primer filósofo de la tradición occidental y cómo contribuyó a la filosofía?
-Sócrates es considerado el primer filósofo de la tradición occidental. Contribuyó a la filosofía principalmente a través de su método de hacer preguntas a los ciudadanos de Atenas para desafiar sus ideas y formas de pensar.
¿Por qué algunas personas se sentían incómodas cuando Sócrates les hacía preguntas?
-Algunas personas se sentían incómodas porque las preguntas de Sócrates los desafiaban a reflexionar sobre sus ideas y convicciones, lo que a menudo no se hace en el trasfondo de nuestras vidas.
¿Qué invita a los profesores de Filosofía y Humanidades a los estudiantes?
-Los profesores de Filosofía y Humanidades invitan a los estudiantes a realizar una reflexión crítica sobre sus convicciones morales y políticas, y su forma de ver el mundo.
¿Cómo describe el discurso público actualmente y por qué es un problema?
-El discurso público actual se describe como polarizado y a menudo compuesto de competencias de gritos, donde los políticos o ideólogos no escuchan de verdad. Esto es un problema porque ha dejado de tener un significado moral amplio y no aborda cuestiones fundamentales de valores.
¿Qué tipo de preguntas son importantes para debatir en la vida pública según el guion?
-Las preguntas importantes para debatir en la vida pública incluyen qué significa vivir en una sociedad justa, cómo lidiar con la desigualdad, el papel del dinero y los mercados, y las deudas que tenemos entre nosotros como ciudadanos.
¿Por qué es necesario redescubrir el arte del discurso público democrático?
-Es necesario redescubrir el arte del discurso público democrático para cultivar la capacidad de escuchar y razonar juntos, lo que puede ayudar a llenar el vacío en el discurso público creado por la falta de debates significativos sobre valores.
¿Cómo describe el deseo de la generación joven en relación con el debate público?
-El guion describe un deseo y una sed entre la generación joven por razonar juntos en público sobre cuestiones importantes de valores, lo que indica un interés en el debate y la discusión constructiva.
¿Qué es lo que inspira al narrador en su interacción con jóvenes sobre grandes cuestiones éticas?
-Lo que inspira al narrador es que los jóvenes aprenden rápidamente a escucharse el uno al otro y a estar en desacuerdo con civismo y respeto, lo que demuestra su capacidad para debatir y razonar juntos.
¿Cuál es el objetivo real de los debates sobre grandes asuntos y cuestiones éticas?
-El objetivo real de los debates no es convencer a todos de tener la misma opinión, sino cultivar la capacidad de razonar juntos, escuchar con empatía y respeto, y tratar de comprender las convicciones morales y principios detrás de los argumentos.
¿Cómo se puede aprender a cultivar la capacidad de escuchar en el contexto del discurso público?
-Para cultivar la capacidad de escuchar, se puede participar en la práctica de razonar juntos, ya sea en las aulas, en encuentros públicos o en la vida cotidiana, más allá de simplemente leer libros de filósofos famosos.
Outlines
🌆 Filosofía y ciudadanía
El primer párrafo aborda la idea de que la filosofía es inherente a la vida ciudadana y esencial para el debate de cuestiones fundamentales como la justicia y la desigualdad. Se menciona a Sócrates como el primer filósofo occidental, quien desafiaba las convenciones a través de preguntas en las calles de Atenas. La filosofía moderna se describe como una invitación a la reflexión crítica sobre convicciones morales y políticas, y se critica el discurso público actual por carecer de un significado moral amplio. La sección enfatiza la importancia de un discurso público que aborde cuestiones de valores y promueva el debate civilizado sobre temas como la justicia social y la desigualdad económica. Se alude a la polarización de las sociedades y la necesidad de un discurso público que inspire y permita debates significativos. Finalmente, se muestra esperanza en la generación joven, que demuestra un deseo de razonar y debatir sobre valores importantes, aprendiendo a escuchar y respetar las opiniones de los demás, incluso cuando no están de acuerdo.
👂 El arte de escuchar
El segundo párrafo enfatiza la importancia del arte de escuchar como una herramienta crítica para el discurso público democrático. Se argumenta que escuchar no es solo oír, sino una forma de atención y empatía que es fundamental para la comunicación efectiva. Para redescubrir y mejorar el discurso público, se sugiere que es necesario cultivar la capacidad de escuchar, no solo a través de la lectura de libros de filosofía, sino también a través de la participación activa en debates y discusiones. Se subraya que escuchar es una virtud cívica esencial para una sociedad democrática saludable, donde los ciudadanos pueden entender y respetar las perspectivas de los demás, fomentando así un diálogo más rico y constructivo.
Mindmap
Keywords
💡filosofía
💡ciudadanos
💡justicia
💡desigualdad
💡profesores de Filosofía y Humanidades
💡polarización
💡discurso público
💡civismo
💡razonar juntos
💡escuchar
Highlights
La filosofía pertenece a la ciudad, donde los ciudadanos debaten grandes cuestiones sobre justicia, desigualdad y obligaciones como ciudadanos.
Sócrates, el primer filósofo occidental, no escribió libros ni era profesor; hacía preguntas que desafiaban las ideas y formas de pensar de los ciudadanos.
Las preguntas de Sócrates cuestionaban las convenciones y el trasfondo de nuestras vidas que rara vez reflexionamos.
Algunas personas se sentían incómodas con las preguntas de Sócrates porque desafiaban sus ideas.
La enseñanza de Filosofía y Humanidades invita a los estudiantes a reflexionar críticamente sobre sus convicciones morales y políticas.
Vivimos en sociedades polarizadas, donde el discurso público a menudo se convierte en una competencia de gritos en lugar de un diálogo significativo.
El discurso público se ha despojado de un significado moral amplio, lo que crea un vacío que a menudo se llena de voces intolerantes.
Existe un deseo, especialmente entre los jóvenes, de razonar juntos en público sobre cuestiones éticas importantes.
El objetivo del debate no es que todos estén de acuerdo, sino cultivar la capacidad de razonar juntos y escuchar con respeto.
Escuchar no es solo oír; es un arte que implica empatía y atención hacia las convicciones morales de los demás.
Es necesario redescubrir el arte olvidado del discurso público democrático, lo cual requiere la capacidad de escuchar.
La única manera de aprender a escuchar es participar en la práctica de razonar juntos en espacios públicos.
Escuchar es una virtud cívica esencial para el debate democrático y la convivencia en sociedad.
Los jóvenes muestran una notable capacidad para aprender a debatir con civismo y respeto, incluso en desacuerdo.
El verdadero impacto del debate no es convencer a otros de una opinión, sino aprender a escuchar con empatía y comprensión.
Transcripts
Creo que la filosofía pertenece a la ciudad,
donde los ciudadanos se reúnen y debaten grandes cuestiones
sobre cómo debemos organizar nuestras vidas juntos,
sobre justicia, sobre cómo lidiar con la desigualdad
o sobre qué obligaciones tenemos unos con otros como ciudadanos.
El primer filósofo de la tradición occidental fue Sócrates.
Sócrates nunca escribió un libro.
No era profesor.
Lo que hacía era caminar por las calles de Atenas
y hacer preguntas a los ciudadanos que encontraba.
Y las preguntas desafiaban sus ideas y su forma de pensar.
Las preguntas se cuestionaban las convenciones,
el trasfondo de nuestras vidas sobre el que a menudo no reflexionamos.
Algunas de las personas a las que hacía preguntas se sentían incómodas.
Les resultaba incómodo tener que reflexionar sobre sus ideas.
Pero esa es la esencia de lo que hacemos.
Lo que hacemos nosotros como profesores de Filosofía y de Humanidades.
Invitamos a los estudiantes, yo lo considero una invitación,
a hacer una reflexión crítica
sobre sus convicciones morales y políticas,
sobre su forma de ver el mundo.
Vivimos en sociedades cada vez más polarizadas.
Lo que hacen pasar por discurso público hoy en día
consiste demasiadas veces en competiciones de gritos
en las que los políticos o los ideólogos se dan voces unos a otros
sin escuchar de verdad.
Y creo que parte del problema es que nuestro discurso público
ha sido despojado de un significado moral más amplio.
Los ciudadanos demócratas, y creo que todos,
quieren que la vida pública
nos permita debatir sobre las cuestiones que importan.
Preguntas como: ¿qué significa vivir en una sociedad justa?
¿Qué debemos hacer con respecto a la creciente desigualdad?
¿Cuál debería ser el papel del dinero y de los mercados?
¿Qué deudas tenemos los unos con los otros como conciudadanos?
Son preguntas importantes sobre las que la gente no se pone de acuerdo,
pero que les preocupan profundamente.
Y muy a menudo nuestro discurso público no aborda
cuestiones fundamentales de valores.
A menudo consiste en una charla tecnocrática y corta de miras
que no inspira a nadie.
Y eso crea una carencia, un espacio vacío, en el discurso público
que a menudo se llena de voces cortas de miras, duras e intolerantes.
Pero aquí radica mi esperanza hacia algo mejor.
He tenido la oportunidad de viajar y relacionarme
con públicos de gente joven,
no solo jóvenes, pero particularmente gente joven,
sobre estas grandes cuestiones sobre valores.
No para sermonearlos,
sino para invitarlos a discutir,
a debatir sobre grandes asuntos,
sobre cuestiones éticas que son importantes.
Y lo que me llama la atención, vaya a donde vaya,
es que existe un deseo,
sobre todo entre esta generación de jóvenes,
una sed de razonar juntos en público
sobre las cuestiones importantes sobre valores.
Y lo que me resulta más inspirador
es que aprenden muy rápido a escucharse
unos a otros y a estar en desacuerdo unos con otros,
pero con civismo y respeto.
Lo que pueden conseguir estos debates
no es convencer a todos de tener la misma opinión,
ya sea sobre inmigración,
cambio climático o distribución de ingresos y riqueza.
El objetivo real
es cultivar la capacidad de razonar juntos
para escucharse unos a otros.
No solo oír las palabras que dicen,
sino escucharse con empatía y respeto,
escuchar activamente
y tratar de desentrañar las convicciones morales,
los principios y los ideales que están detrás del argumento de alguien,
sobre todo si es alguien con quien no estoy de acuerdo.
Escuchar no es solo cuestión de oír, escuchar es un arte.
Es una forma de prestar atención.
Es una forma de empatía.
El motivo por el que creo que esto es importante
es que necesitamos
redescubrir el olvidado arte del discurso público democrático.
Y para ello
necesitamos aprender a cultivar la capacidad de escuchar.
Y la única forma de hacerlo
no es leyendo libros de filósofos famosos,
aunque yo quiero que mis alumnos los lean.
Es participar en la práctica de razonar juntos,
ya sea en las aulas,
ya sea en un encuentro como este
o ya sea en la plaza pública.
Escuchar es una virtud cívica.
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