La ética de Aristóteles, pt. 2/4
Summary
TLDREste script explora la ética de Aristóteles, enfocándose en la capacidad humana de perfeccionarse más allá de los instintos naturales. La virtud, como medio entre los extremos, es un hábito que se desarrolla a través de la práctica y la educación, formando el carácter y permitiendo a los individuos sentir placer en acciones buenas y dolor en malas. Aristóteles enfatiza que solo las acciones voluntarias son sujetas a juicio moral, y que la ignorancia de las leyes o principios universales no es una excusa para la responsabilidad ética.
Takeaways
- 🧠 La capacidad de perfeccionarse es una característica distintiva del ser humano frente a los animales.
- 🐕 Los animales, como el perro, nacen con un conjunto de instintos fijos que rigen su vida.
- 🌱 La naturaleza humana también incluye la capacidad de trascender la naturaleza innata a través de la virtud.
- 🛠 La virtud es un hábito que permite a las personas organizar y moldear sus deseos y apetitos, a diferencia de los instintos animales.
- 🏋️ La formación de carácter a través de la práctica y el entrenamiento es esencial para desarrollar virtudes.
- 👶 La educación en la niñez y la influencia de los padres juegan un papel fundamental en la formación del carácter.
- 🤔 La virtud moral se relaciona con los fines de nuestras acciones, mientras que la virtud intelectual con los medios para alcanzarlos.
- 📚 La práctica y el aprendizaje en la vida diaria, como aprender un idioma, pueden influir en nuestra capacidad para actuar con virtud.
- 💭 La evaluación de la virtud no se basa solo en el acto en sí, sino también en el estado interior y las motivaciones detrás de la acción.
- 🤾 La moralidad de una acción se mide por la proporción de placer y dolor que se siente al realizarla, según Aristóteles.
- ⚖️ El concepto de 'medio término' de Aristóteles sugiere que la virtud reside en encontrar el equilibrio entre los extremos en la conducta.
- 📜 La responsabilidad moral solo se atribuye a las acciones voluntarias, excluyendo aquellos hechos por ignorancia o compulsión.
Q & A
¿Qué distingue a los humanos de los animales según el punto de vista de Rousseau mencionado en el guion?
-Según Rousseau, lo que distingue a los humanos de los animales es la capacidad del hombre de perfeccionarse, es decir, la posibilidad de cambiar y mejorar más allá de la naturaleza con la que nacemos.
¿Cómo se define la virtud según el guion y en relación con la ética de Aristóteles?
-La virtud, en el contexto de la ética de Aristóteles, es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad y consiste en un medio relativo a nosotros, regulado por la razón y como lo haría el hombre verdaderamente sabio.
¿Qué son las 'disposiciones' según el guion y cómo se relacionan con la virtud?
-Las 'disposiciones' son propiedades, no solo físicas sino también biológicas, que permiten a las cosas, incluidos los seres humanos, funcionar bien y actuar de ciertas maneras para cumplir con ciertas funciones. Estas pueden ser inherentes o pueden desarrollarse por esfuerzo y formación de hábitos, lo que a su vez forma el carácter de una persona.
¿Cómo se relaciona el carácter de una persona con sus hábitos y virtudes según el guion?
-El carácter de una persona es formado por los hábitos o disposiciones habituales que desarrolla a través del entrenamiento y la práctica. Si los hábitos se forman bien, son virtudes; si mal, son vicios.
¿Por qué el guion menciona que el aprendizaje del español no es un buen ejemplo para ilustrar la formación de la virtud?
-El aprendizaje del español se menciona como una habilidad más que una virtud, ya que el desarrollo de una habilidad se enfoca en el producto (en este caso, la capacidad de comunicarse en español), mientras que la virtud involucra tanto el acto como el estado interior de la persona y la razón detrás de ese acto.
¿Cómo es que el placer y el dolor están relacionados con la virtud moral según Aristóteles en el guion?
-Para Aristóteles, el placer y el dolor están relacionados con la virtud moral en la medida en que una educación moral busca reorganizar los deseos de una persona para que sienta placer al hacer cosas buenas y dolor al hacer cosas malas. La virtud moral no es simplemente seguir reglas, sino sentir de manera apropiada el placer o el dolor en relación con las acciones realizadas.
¿Qué es el 'punto medio' en la ética de Aristóteles y cómo se aplica a la vida real?
-El 'punto medio' en la ética de Aristóteles es el concepto de encontrar un equilibrio entre dos extremos en la conducta. Este punto medio es relativo y depende del contexto y de la persona, y no es un punto fijo o aritmético.
¿Cómo se relaciona la ignorancia con la responsabilidad moral según lo explicado en el guion?
-La ignorancia puede ser una excusa para la responsabilidad moral solo en casos de desconocimiento de circunstancias particulares. Sin embargo, la ignorancia del universal, como las leyes o los principios morales, no es una excusa y la persona es considerada responsable por sus acciones.
¿Por qué es importante la voluntariedad de la acción en la ética de Aristóteles?
-La voluntariedad de la acción es importante en la ética de Aristóteles porque solo por acciones voluntarias se juzga a las personas como morales o inmorales. Las acciones involuntarias, como las realizadas por compulsión o ignorancia, no son sujetas a juicio moral.
¿Cuál es el papel de las virtudes intelectuales en la formación del carácter según el guion?
-Las virtudes intelectuales son importantes para la formación del carácter porque, aunque son mencionadas brevemente en el guion, son necesarias para deliberar correctamente sobre cómo realizar los fines morales adecuados, complementando así a las virtudes morales.
Outlines
😀 La naturaleza y perfección humana según Rousseau y Aristóteles
El primer párrafo introduce la ética de Aristóteles, comparando la capacidad de perfeccionamiento del ser humano con la naturaleza inmutable de los animales. Se discute cómo, a diferencia de los animales, los humanos pueden transcender su naturaleza innata a través de la virtud, que es descrita como un hábito que regula la razón y permite moldear el carácter. La virtud moral se contrasta con la intelectual, donde la primera se relaciona con los fines y la segunda con los medios para alcanzar esos fines. La formación del carácter se vincula con la práctica y la educación, ejemplificada con experiencias personales que moldearon la valentía y la justicia.
🤔 La importancia de la intención y el placer en la acción
El segundo párrafo profundiza en la diferencia entre una acción realizada por habilidad o por virtud. Se argumenta que para juzgar el carácter de una persona, no es suficiente con el acto en sí, sino que también se debe considerar la intención y el estado interior al realizarlo. Se introduce la visión de Aristóteles sobre cómo el placer y el dolor están relacionados con la moralidad, y cómo una educación moral debe reorganizar los deseos para que el placer surja de realizar acciones buenas y el dolor de las malas. Además, se enfatiza que la virtud no es solo hacer lo correcto, sino también sentir placer en hacerlo, y se menciona la importancia de encontrar el punto medio en las acciones, según la ética de Aristóteles.
🧗 La virtud como un equilibrio entre los extremos
Este párrafo explora la idea de que la virtud consiste en encontrar el punto medio entre los vicios de exceso e insuficiencia. Se presentan ejemplos de virtudes como la valentía, la generosidad y la mesura, y se explica cómo estos equilibrios son relativos a las personas y las situaciones. Se señala que la acción virtuosa es aquella que es apropiada y regulada por la razón, y que no todas las acciones tienen un punto medio moral, como en el caso de robar o asesinar. La sección termina con una reflexión sobre la voluntariedad de la acción y cómo solo aquellas acciones voluntarias son sujetas a juicio moral.
🚨 La responsabilidad moral en la acción voluntaria
El cuarto y último párrafo aborda la idea de que solo las acciones voluntarias son relevantes desde una perspectiva moral. Se discute que para que una acción sea moralmente responsabilidad del agente, debe ser consciente de las circunstancias y tener el poder de llevarla a cabo. Se mencionan casos de ignorancia y compulsión como factores que pueden afectar la responsabilidad moral, pero se enfatiza que la ignorancia del 'universal', es decir, las leyes y principios que rigen la vida buena, no es una excusa para actuar de manera inapropiada. Se concluye que la vida buena en una sociedad implica conocer y obedecer las leyes, y que la ignorancia en este sentido es inaceptable.
Mindmap
Keywords
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💡hábitos
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💡práctica
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💡razón
💡medio
💡acción voluntaria
Highlights
La capacidad de perfeccionarse es una característica distintiva del ser humano en comparación con los animales.
La naturaleza humana implica trascender la naturaleza con la que nacemos.
Los instintos y apetitos humanos pueden moldearse y organizarse a diferencia de los de los animales.
La virtud es un hábito que permite a las personas funcionar bien y está regulada por la razón.
Las virtudes morales y intelectuales se relacionan con fines y medios, respectivamente.
La formación del carácter comienza en la niñez y requiere de la influencia de figuras como los padres.
La práctica y el entrenamiento son fundamentales para desarrollar habilidades y virtudes.
La diferencia entre una habilidad y una virtud radica en la intención y el estado interior al realizar un acto.
Para Aristóteles, la ética no es solo hacer cosas desagradables sino moldear los deseos y sentimientos.
El placer y el dolor son naturales y deben ser moldeados para sentir placer en las acciones buenas.
La educación moral reorganiza los deseos para que se sienta placer en las acciones correctas.
La virtud moral se encuentra en el punto medio entre dos extremos y es relativa a cada individuo.
El hombre sabio actúa de manera apropiada, entre los extremos de insuficiencia y exceso.
Las acciones moralmente relevantes son voluntarias y se juzgan por la intención y conocimiento de las circunstancias.
La ignorancia puede ser una excusa en casos de desconocimiento de circunstancias particulares, pero no del universal.
Los actos involuntarios por ignorancia o compulsión no son moralemente relevantes.
El desarrollo de virtudes intelectuales es necesario para la acción voluntaria y la toma de decisiones adecuadas.
Transcripts
Hola, bienvenido a la fonda filosófica. Hoy, la segunda parte de la ética de Aristóteles.
En uno de mis vídeos sobre Rousseau, dije que una de las cosas que nos distingue de
los animales es la capacidad del hombre de perfeccionarse. A unos meses de nacer, un
perro es lo que será el resto de su vida. Nace con cierta naturaleza, con un conjunto
de instintos que le permite enfrentar el mundo y conseguir lo que necesita para sobrevivir.
Nosotros también somos animales. Nacemos con instintos y apetitos que hay que satisfacer.
Pero si no hiciéramos más que eso, no seríamos humanos. Curiosamente, entonces, parte de
la naturaleza humana consiste en transcender la naturaleza con la que nacimos. Es a eso
que se refiere Rousseau con la idea de perfeccionarse. Dice que somos los únicos animales capaces
de convertirse en imbécil. ¡Y es verdad! Jamás vas a ver un perro imbécil, ¿pero
un ser humano? sí, hay bastantes. Pero también, obviamente, hay humanos que viven bien. Los
instintos del perro rigen su vida, pero ¿qué es lo que rige la nuestra? Qué es lo que
posibilita que transformemos la naturaleza con la que nacimos? El deseo o apetito con
el que cuenta nuestra naturaleza animal no está fijo como el de los perros sino que
puede moldearse, organizarse. Lo que permite esta organización es, como vimos en el último
vídeo, la virtud. La virtud es un poder que tienen las cosas
para funcionar bien, como la dureza del martillo. En este sentido, las cosas físicas tienen
propiedades que las disponen a actuar de ciertas maneras para cumplir ciertas funciones. Podríamos
llamar esas propiedades “disposiciones”. Éstas consisten no sólo en propiedades físicas
sino biológicas también, por ejemplo, en el caso de nosotros, se desarrolla naturalmente
una disposición a crecer, percibir, digerir comida, desear, etc. Al igual que los instintos
del perro, llegamos de fábrica, por así decirlo, con estas disposiciones automáticamente
instaladas. Pero además de éstas, hay otras disposiciones que, aunque no surgen en nosotros
por naturaleza, pueden desarrollarse por un esfuerzo por nuestra parte. El esfuerzo consiste
en un entrenamiento que forma hábitos. Estos hábitos o disposiciones habituales forman
en su conjunto lo que llamamos el carácter de uno, su forma de ser. Si los hábitos se
forman bien, son virtudes; si mal, son vicios. Veamos la propia definición de Aristóteles:
“la virtud es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad, consistiendo
en un medio relativo a nosotros, y que está regulado por la razón en la forma que lo
regularía el hombre verdaderamente sabio.” Hay que esclarecer que lo que define aquí
es la virtud moral. También hay virtudes intelectuales, pero esas las veremos más
adelante. De momento, las podemos distinguir de la siguiente manera. La virtud moral tiene
que ver con fines; la intelectual con medios. La educación moral fija hábitos que nos
disponen a ciertos fines, y la virtud intelectual delibera acerca de cómo realizar esos fines.
Pero lo que tenemos que ver ahora es cómo opera ese entrenamiento. Concretamente, ¿cómo
se forja el carácter de uno? Pues, con la práctica. Como saben, mi lengua
materna es el inglés. El español lo que tuve que aprender, pero no de un libro, no
teóricamente, sino en la calle, prácticamente. Al principio traducía en mi cabeza del inglés
al español y luego hablaba. Pero ahora, tras 17 años de práctica, pienso directamente
en español. Comunicarme en él se ha vuelto habitual. Pero la formación del carácter
de uno empieza en la niñez, por lo que uno tiene que contar con la suerte de tener buenos
padres. Si el padre quiere que su hijo sea valiente o justo, le obliga a hacer actos
justos o valientes. Recuerdo que en la primaria un chico grande se metía conmigo en el receso.
Le dije a mi papá y él me dijo que no me escondiera tras la falda de mi maestra, que
hiciera frente a ese muchacho para que supiera que no podía conmigo. Pues funcionó - dejó
de molestarme. Y recuerdo que una vez encontré una cartera con casi $100. Estaba muy feliz,
pero mi madre me dijo que buscara la persona en el directorio y que se la regresara. En
muchísimas situaciones de este tipo mis papás fueron forjando mi carácter, habituándome
a actuar de cierta forma en ciertas situaciones. Ahora que lo pienso, ese ejemplo de aprender
el español no es del todo bueno. Es que lo que se desarrolla ahí es simplemente una
habilidad, más no una virtud. ¿Cuál es la diferencia? Pues para juzgar mi habilidad
de hablar el español uno sólo tiene que fijarse en el producto, en lo que digo. Si
me entiende, hablo bien; si no, no. Pero para juzgar el carácter de uno, el simple acto
es insuficiente. Además de que el acto sea lo indicado en la situación, hay que fijarse
en el estado interior de la persona, en cómo se siente al hacer el acto. Imagínate un
hombre que da unas monedas a una persona en la calle. ¿Por qué lo hace? Si es por generosidad,
lo alabaríamos; pero imagínate que anda paseando con una chica con quien pretende
y lo hace porque quiere que le vea como buena persona, cuando en realidad quisiera quedarse
con su dinero. Pues nada loable, ¿verdad? El punto es que el acto mismo no es suficiente
para determinar si actúa con virtud o no. Todo lo que hacemos en la vida va acompañado
de placer o dolor. Para Aristóteles, el tema de la virtud moral es esto, cómo uno siente
placer o dolor al hacer lo que hace. El acto de dar dinero a esa persona en la calle no
era placentero para el hombre en nuestro ejemplo. Lo hizo no por su propio bien sino como un
medio para lograr otro fin. Esa, de hecho, es la idea o experiencia que la mayoría tiene
de la ética: ser ético es hacer cosas desagradables porque tienes que hacerlos. Obviamente, esa
no es la idea de Aristóteles para nada. Sentimos que la ética es así porque nuestro instinto
como niños es seguir el placer y evitar el dolor. Para Aristóteles, esa es la fuente
principal de la acción viciosa. Piénsalo un momento. Si los niños nunca recibieran
ninguna orientación por sus padres, si hicieran todo de acuerdo con esa dinámica de buscar
placer y evitar dolor, acabarían gordos, ignorantes y enfermos. Esto no quiere decir
que la vida buena tenga que ser desagradable o incluso ser libre del placer y el dolor,
al estilo de la nirvana budista. Sentir dolor y placer es natural para nosotros; no es cuestión
de suprimirlo sino más bien de moldearlo, moldearlo para que uno sienta placer de la
forma indicada y en el momento indicado. Una educación moral no consiste en obligar a
uno a hacer cosas buenas o nobles aun cuando sus deseo le jalan hacia cosas malas, sino
reorganizar los deseos de modo que sentimos placer al hacer cosas buenas y dolor al hacer
cosas malas. Al principio de este entrenamiento, los actos que uno hace son buenos sólo en
su aspecto exterior. Pero con el tiempo y la habituación, llegan a forjar una disposición
interna de la que brotan naturalmente esos actos. Ya no hace falta el padre como guía.
Ahora, hemos visto que esa cuestión interior, la proporción de placer y dolor que uno siente,
es lo que hace falta para poder juzgar cómo uno actúa. Pero no es suficiente para distinguir
lo virtuoso de lo vicioso. Es decir, uno igual puede ser moldeado para sentir placer haciendo
cosas viles. ¿Cómo se distinguen los actos virtuosos entonces? Seguro has visto comerciales
para cerveza que al final muy rápidamente o en letra chica dice “Todo con medida”.
Pues eso lo debemos a Aristóteles. Si observas la conducta de un hombre sabio verás que
lo que hace se ubica, en general, en un punto medio entre dos extremos. No se trata de un
punto aritmético. Por ejemplo, un kilo de comida puede ser muy poco y 5 kilos demasiado,
pero eso no significa que todos deben de comer 3 kilos. El punto medio, dice, es un punto
relativo a cada quien. Para una persona pobre, regalar algo con valor de $100 puede ser generoso,
pero para Carlos Slim no sería nada generoso. Un ejemplo que da Aristóteles es la valentía.
Lo que se quiere es tener valor, pero el acto que se considera valiente varía de contexto
y de persona. Yo tengo cierto miedo a las alturas, así que saltarme de un puente como
en el bungee sería valiente. Pero no sería valiente para este señor. ¡Lo que hizo él,
saltándose desde el espacio, sería para mi no valiente sino temerario!
Lo que se nota en estos ejemplos donde hay que tomar una decisión es que hay un menos,
un más, y un punto medio. Cobarde; valiente; temerario. Codo; generoso; pródigo o extravagante.
Cuando actuamos en el mundo estamos respondiendo a una situación. La pregunta es, ¿cuál
es la respuesta correcta? Cuando reprobamos a otro por lo que hizo, lo reprobamos casi
siempre porque su reacción fue insuficiente o excesiva. El hombre sabio, para Aristóteles,
siempre responde de forma apropiada, virtuosa, entre los extremos de poco y mucho, insuficiencia
y exceso. Ojo, ¡esto no implica que hay una forma virtuosa de robar o asesinar! Algunas
acciones no admiten un punto medio. Quiero volver a la definición de virtud que
vimos al principio. “La virtud es un hábito, una cualidad que depende de nuestra voluntad,
consistiendo en un medio relativo a nosotros, y que está regulado por la razón en la forma
que lo regularía el hombre verdaderamente sabio.” Hasta ahora hemos hablado de la
virtud moral como un hábito que consiste en un punto medio y cómo ese hábito se desarrolla.
El papel de la razón en esto, la virtud intelectual, lo vamos a ver más adelante. Pero para finalizar
esta parte quiero reflexionar sobre el carácter voluntario de la acción.
Aristóteles lo trata porque es sólo por acciones voluntarias que los hombres son aprobados
o reprobados. Te pueden juzgar todo menos lo que haces por compulsión o por ignorancia.
Si alguien te agarra y te avienta por el techo de un edificio y caes y rompes la banqueta
ahí abajo, el municipio no puede culparte porque fue involuntario, la causa fue externa
a tu control. (Ouch). Si eres cajero en un banco y un hombre saca una pistola y pide
dinero y se lo das, pues técnicamente el acto fue bajo tu control, pero es perdonable
porque actuabas por temor a un mal mayor. ¿Y ese pastel que comiste que había hecho
tu madre para el cumpleaños de tu hermano? “Pero mamá, no lo pude resistir, estaba
fuera de mi control.” No, ahí tu mamá tiene razón, eres culpable, pues de otra
forma nada de lo que hiciéramos por placer podría censurarse o aprobarse.
El otro tipo de acto involuntario es aquél que se hace por ignorancia. Imagínate una
obra de teatro donde un actor dispara una pistola y mata a otro actor, pero de verdad.
Pensaba que era un juguete pero resultaba ser real. Claramente actuó en ignorancia.
Una señal de que actuó así es si después se arrepienta de lo sucedido. Pero imagínate
un borracho que sube a su coche y luego atropella a una niña que estaba cruzando la calle.
En este caso, ignoraba lo que hacía, es decir, no eligió matarla, no fue una decisión basada
en un deseo, y después lo arrepienta. Este caso, sin embargo, no es cómo el del actor.
Dice Aristóteles que el borracho actúa en ignorancia, es decir, no sabe lo que hace,
pero no actúa debido a la ignorancia. La ignorancia puede ser una excusa únicamente
cuando se trata de desconocer las circunstancias particulares. Pero la ignorancia del borracho
es más profunda - además del particular, ignora el universal, es decir lo que es bueno
para él, los fines generales que constituyen el vivir bien. Entre ellos no se cuenta emborracharse.
Al desarrollar ese hábito, sabía que podía llegar a afectar su juicio y a tener malas
consecuencias. De eso sí es culpable. Algo parecido me pasó hace años. Había
llegado a Boston a estudiar la maestría y compré un coche de segunda mano y andaba
en ella cuando me detuvo una policía. Me dio una infracción por no llevar una calcomanía
que comprobaba que el coche había sido inspeccionado. Yo no sabía que hacía falta tal inspección
entonces fui al tribunal para decírselo al juez. ¿Qué me dijo? “¡Ignorancia de la
ley no es excusa!” y duplicó la multa por haber perdido su tiempo. Aquí vemos la misma
situación. Parte de vivir bien en una sociedad es conocer las leyes y obedecerlas. Ignorancia
de lo particular puede perdonarse, pero no del universal.
Para resumir todo esto entonces, los actos moralmente relevantes son los voluntarios.
Al originar uno el acto, y al conocer las circunstancias en las que el acto se lleva
a cabo, uno es moralmente responsable de ello. Pero para actuar hace falta no sólo la disposición
habitual de actuar de cierta forma sino la habilidad de llevarlo a cabo. Para eso requiere
uno de virtudes intelectuales, tema que trataremos en el siguiente vídeo.
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