Mi yo adolescente | Zabo Zamorano | TEDxJoven@PaseodelBosque

Summary

El script narrativa la historia personal de Moria Zamorano, quien nació en un momento de crisis económica en Argentina y creció en una familia humilde. A pesar de las dificultades y el descontento social, desarrolló una imaginación poderosa que lo llevó a crear historias para sus juguetes defectuosos y a convencer a los demás de su valor. A través de su charla, Moria reflexiona sobre su experiencia en la educación tradicional y cómo encontró su propia voz y éxito al seguir su pasión por contar historias, a pesar de las expectativas y desilusiones de su entorno.

Takeaways

• 🎉 La importancia de la imaginación y la creatividad desde la infancia.
• 🏆 Nacer en un momento difícil no define el destino futuro.
• 🧩 Los desafíos económicos pueden ser superados con esfuerzo y determinación.
• 📚 La educación no es una etapa义务, sino un proceso continuo de aprendizaje.
• 👨‍🏫 Los maestros y profesores pueden influir positivamente en la vida de los estudiantes.
• 💭 La autoría y la honestidad en la comunicación con los padres son fundamentales.
• 🚫 El sistema educativo a veces puede limitar el potencial de los estudiantes.
• 🌟 La perseverancia y el trabajo duro pueden llevar a la superación y el éxito.
• 🤹 La aceptación de la propia singularidad y la valorización de las habilidades únicas.
• 💪 La importancia de seguir tus sueños y convicciones, incluso frente a la adversidad.
• 📈 La transición de la adolescencia a la adultez se marca por la asunción de responsabilidades y la toma de decisiones propias.

Q & A

¿Por qué el narrador menciona la hiperinflación en el contexto de su nacimiento?

El narrador utiliza la hiperinflación para enfatizar las difíciles condiciones económicas en Argentina en el momento de su nacimiento en 1989, destacando el contraste con la alegría que había en su familia cuando nació su hermana en 1986, después de un triunfo en el mundial y un premio del Quini 6.

¿Qué simboliza la remarcadora de precios que menciona el narrador al hablar de su nacimiento?

La remarcadora de precios simboliza la difícil situación económica y el descontento social en Argentina durante el período de hiperinflación, reflejando la ironía de que, en lugar de nacer en un ambiente de prosperidad, llegó en un momento de crisis y dificultad económica.

¿Cómo describe el narrador su relación con los juguetes de su infancia?

El narrador describe sus juguetes como de baja calidad y poco atractivos, pero les atribuye un valor especial inventando historias y roles heroicos para ellos, lo que muestra cómo utilizaba su imaginación para transformar objetos ordinarios en algo extraordinario.

¿Qué revela el episodio de los juguetes intercambiados sobre la personalidad del narrador?

Este episodio revela que el narrador tenía una imaginación poderosa y la habilidad de convencer a otros de que sus juguetes defectuosos eran valiosos, lo que también sugiere su capacidad para ver y crear valor donde otros no lo hacían.

¿Cómo impactó la crisis económica de 2001 en la educación del narrador?

La crisis económica permitió a la familia del narrador acceder a una beca para un colegio industrial privado, lo que aunque parecía una oportunidad, también llevó al narrador a enfrentarse a la exclusión social y a un ambiente educativo en el que se sentía menospreciado y alienado.

¿Cuál es el 'superpoder' que el narrador cree poseer y cómo lo describe?

El narrador considera que su imaginación y capacidad para contar historias son sus superpoderes, los cuales utiliza para crear mundos alternativos y para influir en la percepción de los demás sobre los objetos y sobre sí mismo.

¿Qué crítica hace el narrador al sistema educativo basado en su experiencia?

El narrador critica el sistema educativo por ser rígido y no adaptarse a las necesidades individuales de los estudiantes, por perpetuar la desigualdad y por enfocarse más en aprobar exámenes que en fomentar el aprendizaje real y significativo.

¿Cómo afectaron los comentarios de los profesores a la autoestima del narrador durante su educación?

Los comentarios negativos de los profesores y las constantes recordatorios de su origen humilde minaron la autoestima del narrador, haciéndolo sentir que no pertenecía y que no era digno del lugar donde estaba, lo que afectó negativamente su rendimiento y bienestar emocional.

¿Qué simboliza la discusión del narrador con Marcelo durante el examen?

La discusión simboliza el clímax de la frustración del narrador con el sistema educativo y sus profesores, marcando un punto de ruptura donde decide rechazar las expectativas y limitaciones impuestas por otros y comenzar a seguir su propio camino.

¿Cómo cambia la relación del narrador con su madre al final del relato?

Al final del relato, la relación del narrador con su madre se profundiza y se vuelve más abierta y honesta, lo que se refleja en su capacidad para expresar sus verdaderos sentimientos y aspiraciones, marcando el comienzo de su transición hacia la adultez.

Outlines

00:00

🎤 Introducción y Contexto Familiar

El narrador, Moria, comienza su presentación invitándolo a los asistentes a sentarse en el escenario. Comparte su humilde origen familiar, naciendo durante la hiperinflación de 1989, en contraste con la felicidad de la época en la que su hermana nació en 1986. Moria describe su infancia con juguetes de mala calidad, pero usa su imaginación para crear historias para ellos. A pesar de las dificultades económicas, su familia luchaba día a día, y Moria aprendió a valorar su imaginación y la historias que podía crear.

05:00

🎓 La Educación y la Imaginación

Moria reflexiona sobre su experiencia educativa y cómo su imaginación lo ayudó a sobresalir. A pesar de no ser un alumno modelo, sus historias y su imaginación causaban problemas en el aula. Expresa su frustración por la falta de atención y comprensión de los profesores hacia las necesidades de los estudiantes. Moria también critica la educación por tratar a todos los estudiantes de manera genérica y no personalizada, lo que lleva a que los estudiantes se sientan únicos y a veces caídos.

10:01

🏫 Crisis y Desencanto con la Educación

Moria cuenta su experiencia en un colegio industrial privado durante la crisis económica de 2001. A pesar de que su familia había mejorado económicamente, él se sintió diferente y excluido debido a su estatus socioeconómico. Moria describe cómo la educación lo hizo sentir como un problema y no como una persona única con habilidades especiales. Esta sensación lo llevó a desencantararse del sistema educativo y a darse cuenta de que sus historias y superpoderes ya no funcionaban en el colegio.

15:06

🚫 El Conflicto con la Autoridad

Moria detalla un incidente con un profesor que lo desaprobó injustamente, a pesar de su esfuerzo y dedicación. El profesor, Marcelo, le dio una calificación baja intencionalmente, motivado por frustraciones personales. Moria describe su enojo y su decisión de abandonar el aula, lo que lo llevó a caminata por Buenos Aires, reflexionando sobre su situación y su futuro. Esta experiencia lo llevó a la comprensión de que debía escuchar su propia voz y perseguir sus propias metas, en lugar de seguir el camino que otros le habían marcado.

20:08

🌟 La Autoaceptación y la Perseverancia

Moria concluye su historia hablando sobre su crecimiento personal y su éxito en la carrera de sus sueños. Después de un enfrentamiento con un profesor y un período de reflexión, decide dejar el colegio y perseguir su pasión por contar historias. A pesar de las dificultades y el miedo, logra triunfar como narrador en diferentes medios. Moria enfatiza la importancia de la honestidad y la comunicación abierta con los padres, y cómo su adolescencia terminó cuando logró establecer un diálogo sincero con ellos. Finalmente, insta a los jóvenes a no abandonar sus sueños y a seguir adelante, a pesar de los desafíos.

Keywords

💡imaginación

La imaginación se destaca como un recurso personal invaluable, capaz de transformar la realidad y ofrecer soluciones creativas frente a las limitaciones materiales. En el guion, el orador revela cómo su capacidad para crear historias alrededor de juguetes defectuosos no solo le proporcionó una vía de escape emocional, sino que también le permitió establecer interacciones sociales significativas con sus compañeros. Esta capacidad simboliza un superpoder que le permitió navegar y afrontar las adversidades de su entorno, resaltando la importancia de fomentar y valorar la imaginación como herramienta para el desarrollo personal y social.

💡educación

La educación se presenta como un tema central, destacando su influencia en el desarrollo de identidad y autoestima del individuo. A través del guion, se critica la rigidez del sistema educativo y la falta de adaptación a las necesidades individuales de los estudiantes. La historia personal del orador ilustra cómo un enfoque educativo que no reconoce ni cultiva las habilidades únicas de los estudiantes puede resultar en desmotivación y fracaso. Este concepto subraya la importancia de un modelo educativo más inclusivo y personalizado, que considere y fomente las diferencias individuales.

💡superpoderes

Los 'superpoderes' hacen referencia a las capacidades únicas y personales que cada individuo posee, que, cuando son reconocidas y desarrolladas, pueden llevar al éxito y la realización personal. En el guion, el orador utiliza esta metáfora para hablar de su imaginación y creatividad como sus propios superpoderes, destacando cómo estas habilidades le permitieron superar obstáculos y transformar su entorno. La noción de superpoderes enfatiza la idea de que todos tenemos potenciales innatos que, si se cultivan adecuadamente, pueden conducirnos a lograr grandes cosas.

💡clase trabajadora

La referencia a 'clase trabajadora' en el guion sirve para contextualizar el entorno socioeconómico del narrador, marcando un contraste con los ambientes más privilegiados. Esta distinción social juega un papel crucial en la narrativa, afectando la percepción del orador sobre sí mismo y sus oportunidades. A través de su historia, se refleja cómo las diferencias de clase pueden influir en la experiencia educativa de los individuos y en la formación de su identidad, resaltando la necesidad de superar estas barreras para ofrecer igualdad de oportunidades.

💡bullying

El 'bullying' es mencionado para ilustrar uno de los muchos retos a los que se enfrentó el orador en su entorno educativo. Esta experiencia no solo destaca los desafíos adicionales que pueden surgir dentro de sistemas educativos que no abordan las necesidades individuales de los estudiantes, sino que también señala cómo la falta de apoyo puede exacerbar la sensación de aislamiento y falta de pertenencia.

Highlights

El narrador nació en 1989, en medio de la hiperinflación argentina, y su infancia estuvo marcada por la pobreza y el descontento social.

A pesar de ser un niño pobre, el narrador encontró alegría y creatividad en sus juguetes imperfectos, dándoles historias y personajes.

La imaginación del narrador era tan poderosa que lograba convencer a sus amigos y a los adultos de sus historias.

El narrador experimentó una crisis de identidad y de valoración al cambiar de escuela y darse cuenta de las diferencias socioeconómicas.

En su nueva escuela, el narrador se sintió menospreciado tanto por compañeros como por profesores, lo que le hizo cuestionarse su valía y su lugar en el mundo.

A pesar de ser un estudiante no ejemplar, el narrador encontró su pasión y talento en la creatividad y la narración de historias.

El narrador describe cómo la educación tradicional y la actitud de algunos profesores pueden suprimir la creatividad y las pasiones de los estudiantes.

La experiencia de silencio y falta de comunicación del narrador lo llevó a una crisis personal, pero también a la determinación de encontrar su propia voz y camino.

El narrador decidió dejar la escuela y enfrentar su futuro, buscando recuperar sus 'superpoderes' y seguir su pasión por contar historias.

La relación con sus padres y la importancia de la familia en el proceso de crecimiento y autodescubrimiento del narrador.

El narrador encuentra un nuevo propósito y dirección en la vida, alentado por la honestidad y el apoyo de su familia.

La historia personal del narrador demuestra la importancia de la educación personalizada y la comprensión de las necesidades únicas de cada estudiante.

El narrador reflexiona sobre la actitud de los adultos hacia la educación y cómo esta puede afectar negativamente a los jóvenes.

La decisión del narrador de vivir de su pasión por contar historias y su éxito en el mundo de la comunicación y las artes.

El mensaje final del narrador es una llamada a la acción para los jóvenes a no abandonar sus sueños, a pesar de los desafíos y las expectativas de los adultos.

El narrador subraya la importancia de la autenticidad y la honestidad en la comunicación y la expresión de uno mismo.

Transcripts

Traductor: Carolina Byl Revisor: Sebastian Betti

Mientras me acomodo

le voy a pedir a toda la fila que está al fondo

que vengan acá al escenario.

Toda la fila del fondo.

Suban, bienvenidos.

Esto es como estos nuevos shows,

storytelling, Snapchat, 360, community management...

Siéntense por acá.

Usen todo el escenario para sentarse.

Yo voy a ser como un padre que lee un cuento,

de vos podría ser tu padre, ¡son muy jóvenes!

(Risas)

Vengan más para acá, dispérsense, usen el escenario, recorran la pista...

Soy Moria.

(Risas)

Nunca fui muy bueno con el temita este de rendir orales.

Así que me ponía un poco nervioso memorizar algo para leer acá

pero sí me daba mucha maña escribiendo.

Así que pensé en escribirlo en una carpeta del secundario.

Y acá va.

Mi hermana nació en las mejores condiciones posibles.

Era el año 1986,

Argentina acababa de ganar un mundial

y mis viejos un premio bastante importante del Quini 6.

Se respiraba un clima de alegría en la casa de los Zamoranos.

Yo nací en 1989,

en medio de la hiperinflación;

algunos pibes llegan con el pan bajo el brazo

yo caí con una remarcadora de precios y un fuerte descontento social.

Cuando me sacaron de la panza de mi vieja

- y digo "sacaron" porque fue cesárea -

yo medio que intuía que había un quilombo fuerte

y dije "dejame acá, dejame acá".

A la partera le chupó un huevo.

(Risas)

Cuando me sacaron de la panza de mi vieja,

lo primero que dijo una enfermera fue

"¡Qué patilludo que es! Me hace acordar al riojano. ¡Vamos a decirle Carlitos!"

(Risas)

Todo en mí era un mal augurio desde el primer día.

(Risas)

Vengo de una familia de clase trabajadora, una familia humilde,

una familia que la luchaba día a día.

Y puedo seguir usando todos los eufemismos que quieran para no tener que decir pobre.

Pero lo importante es que entiendan...

que no había plata para malgastar,

motivo por el cual

mis juguetes eran una mierda.

Pero eran feos, feos con ganas. O sea, visualicen juguetes feos: esos.

(Risas)

Mi vieja me los compraba

en el Todo Por 2 Pesos más grande de Parque Chacabuco.

En la misma góndola podías encontrar Spidermans que eran mitad Power Rangers,

repasadores de cocina y sombrillas de playa

aunque ya hubiese llegado el invierno.

A pesar de que mis juguetes eran muy truchos,

yo me convencí de que eran ediciones especiales.

A cada uno le inventaba una historia.

Me pasaba horas creando mundos donde estos superhéroes,

a pesar de venir fallados, podían cumplir su cometido.

Ellos siempre terminaban salvando el día.

Mi día.

No tardé mucho en descubrir que tenía una imaginación bastante poderosa.

La primera pista fue ver cómo mis amigos intercambiaban sus juguetes originales,

por mis muñecos defectuosos.

Yo tenía la sensación de que los estaba cagando.

(Risas)

Alguna madre vino enojada a reclamarle a mi vieja sobre la transacción

que había hecho el pelotudo de su hijo.

(Risas)

Pero no era mi culpa su falta de imaginación, señora.

¡No era mi culpa! (Risas)

Yo les envidiaba la terminación de sus juguetes,

que pudieras apretar un botón y movieran un brazo,

que se parecieran tanto a los dibujitos que mirábamos;

y ellos envidiaban que los míos tuvieran una historia.

Pero volvamos a ese año hermoso que fue 1989.

Como yo nací en un mal momento económico de mi familia y del país,

no hay fotos mías de bebé; no sé si a alguno de Uds. le pasó.

Las cámaras y los rollos salían una fortuna, revelarlos ni les cuento.

Así que me encargué de generar la sospecha de que era adoptado.

(Risas)

Prefería que mis compañeros del jardín y la primaria creyeran que fui abandonado

adentro de una cesta de mimbre en la puerta de mi casa

a que supieran que era pobre.

Y eso era una estupidez, porque en mi colegio éramos todos pobres.

Estábamos todos en la misma. Nadie tenía un peso.

Ya no les inventaba historias a mis superhéroes fallados,

me las inventaba a mí, que en algún punto también me sentía fallado....

Y funcionó.

Porque la gente se creía lo que inventaba.

Había descubierto mis superpoderes.

Tener una imaginación tan intensa también puede ser peligroso:

te convencés de que podés convencer a cualquiera de cualquier cosa.

Una noche, antes de terminar la primaria, mi vieja se sentó en la punta de mi cama

y me preguntó llorando si ella me avergonzaba

porque si no, no entendía qué me llevaba a decir por ahí que yo era adoptado.

Hay una lección universal para todo superhéroe, fallado o no,

y es que "con un gran poder, viene una gran responsabilidad".

A mí me gustaba mucho ir al colegio.

Me podía dar una paja terrible tener gimnasia

o la parte de levantarme temprano y que haga mucho frío.

Pero, en general, me gustaba ir al colegio.

Nunca logré ser un alumno muy aplicado ni ejemplar,

pero fue por falta de atención

- me vuelo muy fácil, se van a dar cuenta con el correr de la charla -

En el aula mi distracción hacía distraer a los demás

y lograba que las clases se volvieran inviables.

Los profesores decían que yo era la manzana que pudría el cajón,

desde el fondo. (Risas)

Siempre que se habla de bullying se pone el foco entre los compañeros del colegio

y nunca en la relación de los profesores con sus alumnos.

Comencé a ir a un colegio industrial

- industrial privado - en medio de la crisis del 2001.

Yo iba de crisis en crisis. (Risas)

No pasaba nada en el medio: de 1989 a 2001.

(Risas)

Mi familia había conseguido una beca a través del sindicato de mi viejo;

los Zamoranos ya no estaban tan mal económicamente,

pero tampoco tenían plata para tirar al techo,

ni pagar la cuota mensual de esta institución tan, tan cara.

Una de las primeras generalizaciones, absurdas, en las que podés caer

cuando venís de una familia trabajadora, humilde, que la lucha día a día, etc.

es que todo lo caro es bueno.

Mamá y papá estaban convencidos

de que esa era la mejor educación que iban a poder brindarme.

Creían que era bueno para mí porque era algo que no podían pagar.

Y una oportunidad así, una familia trabajadora, humilde,

que la lucha día a día, etc., etc., nunca la va a desaprovechar.

Me dejó de gustar ir al colegio.

Había hecho amigos,

pero no estábamos todos en la misma.

La diferencia social se notaba y me la hacían notar.

Como mi viejo era encargado de edificio y mi vieja personal doméstico,

me regalaron una escoba y me dijeron que vaya aprendiendo a usarla

porque ese iba a ser mi instrumento de trabajo el resto de mi vida.

Catorce años tenía.

Mis compañeros me recordaban que estar no significaba pertenecer.

Mis profesores me recordaban que tener una beca

no significaba que me la mereciera.

Mis historias ya no servían de nada.

Mis superpoderes dejaban de funcionar apenas cruzaba las puertas del colegio,

y por eso me dejó de gustar.

Hay dos corrientes en el mundo de la educación:

están los que te dicen que todos somos iguales,

y los que predican que cada uno es único.

Yo comulgo con la segunda opción.

Me imagino una habitación llena de Zabos y me quiero pegar un tiro en la cara.

(Risas)

Pero veo esta sala llena de Uds.,

y sé que de acá me voy a ir aprendiendo algo nuevo.

Tal vez alguna de las charlas de hoy me ilumine

y me cambie la forma de ver el mundo.

Tal vez alguno de Uds. se acerque a la salida

y me dé el disco de su banda porque quiere tocar en MuchMusic

y yo me quede charlando ahí,

tratando de descubrir en qué andan los jóvenes ahora

- además de estar usando Snapchat -

porque no sé si vieron que según los medios

Uds. solo usan Snapchat, no hacen nada más.

Y no se quejen porque en mi época decían que solo usábamos Fotolog

y nuestra referente era Cumbio,

o sea, la sacaron bastante barata. (Risas)

O sea, en serio, tipo...

No hay una "snapchatter" que todos sigan en el Abasto.

Qué época horrible.

(Risas)

¿En qué carajo me quedé?

Ah sí, bueno, bueno. En serio.

Todo el tiempo, todo el día estamos frente a la oportunidad de aprender algo nuevo

y es elección nuestra aprovecharla o dejarla pasar.

Los adultos cometieron un grave error:

convirtieron a la educación en una etapa de la vida, algo que se termina,

como la adolescencia.

Peor aún: lo convirtieron en algo por lo que tenés que pasar,

como registrarte en la AFIP.

No te tiene que gustar, no lo tenés que entender: lo tenés que hacer.

(Risas)

¿Cuántas veces escuché a un adulto decirme

"a nadie le gusta estudiar pero lo tenés que hacer"?

Siempre te piden que apruebes: tus viejos, los profesores, la sociedad.

Todos te piden que apruebes.

Son contadas las personas que te van a motivar a aprender.

Son pocas las que te inculcan que el conocimiento es un superpoder,

y que si lo tenés nadie te va a poder vencer.

Yo quería que me digan "estudiá porque es bueno para vos".

Pero no. Me pedían que apruebe así dejaba de ser un problema para ellos

y me convertía en el problema del siguiente profesor.

Si cada uno es único, entonces la educación debería ser personalizada.

Pero implementar algo así sería demasiado caro.

Los programas de estudio a los que se atan los profesores para no acercarse

ni de casualidad a las inquietudes de sus alumnos son intocables.

Y para justificar esa arbitrariedad, crearon la otra corriente,

la que dice que todos somos iguales.

"¿Si tu compañerito pudo, por qué vos no?"

Te dicen que todos somos iguales

para que te compares y creas que vos sos el problema, no el sistema.

Y ahí aparece la pregunta, la que me atormentó todos esos años:

¿Si mi compañerito pudo y yo no, significa que tienen razón?

¿Significa que soy un tarado? Vine tan fallado como mis muñecos.

Me llevé casi todas las materias.

Fue así todos los años.

No quería saber nada con el colegio que habían elegido para mí.

A mis viejos jamás se les ocurrió cambiarme, yo trataba de explicarles

que me daba miedo perder mis superpoderes ahí adentro.

Pero el grito de ayuda se camuflaba detrás de la actitud altanera

y la violencia contenida adolescente.

Ellos nunca supieron cómo me sentía porque yo nunca supe cómo explicarles.

No era su culpa.

Vamos al 2007. Ahí estábamos más o menos bien.

Estaba cursando las clases de apoyo que se daban en marzo.

Si rendía todo bien, iba a pasar a sexto año.

Corbacho, uno de los profesores que menos me soportaba,

me encontró muy concentrado dibujando.

Y como yo era alumno de la especialidad Construcciones,

creyó que estaba haciendo un plano.

Era lo lógico.

Pero conmigo nunca es lo lógico.

(Risas)

"¿¡Qué carajo es eso que estás haciendo, Zamorano!?"

"Un storyboard para un corto", le contesté.

Él, completamente resignado, agarró una silla y se sentó al lado mío.

Ya tenía 17 años y el diálogo con los profesores en los colegios industriales

es bastante adulto desde muy temprano.

Así que se permitió tener una charla de bar en medio del aula.

"Zamorano, decime, en serio, ¿qué carajo estás haciendo?"

"Un storyboard, o sea, ya le dije. ¿Quiere ver? Le explico cómo funciona".

"No. Me refiero a qué carajo estás haciendo acá, perdiendo el tiempo".

Por primera vez un adulto me decía que era inteligente, que tenía cabeza.

Porque para hacer esas cosas que yo hacía había que tener cabeza.

"Problemas para entender no tenés, porque en dos semanas de mierda

aprobás todo lo que te chupó un huevo los nueve meses de clase.

Entonces, te vuelvo a preguntar, ¿qué carajo estás haciendo acá?"

Le conté que estaba ahí porque para mis viejos era importante.

Corbacho se levantó y se fue.

Pero antes de irse, apoyó su mano en mi hombro...

El chabón me estaba dando el pésame.

(Risas)

Seguro no era la primera vez que veía cómo el sistema

y una mala decisión de los padres terminaban matando el espíritu,

la creatividad y la imaginación de un chico.

Era la primera vez que veía compasión en sus ojos.

Y me preocupé...

Me fui a rendir la última materia.

Aprobaba esa y pasaba de año.

No la había preparado tanto porque sabía que Quique, el profesor de Estructuras,

no te dejaba repetir si le prometías que jamás ibas a construir algo

o seguir la carrera de Arquitectura.

(Risas)

Pero la prueba la terminó tomando Marcelo.

Y si Corbacho no me soportaba, Marcelo directamente me detestaba.

Le arruiné 5 años de su vida a Marcelo; o sea, tenía razones para detestarme,

pero...

Me detestaba con ganas.

"Yo no te puedo aprobar con estos errores, no... tratá de solucionarlos.

Igual no creo que llegues en el tiempo que te queda, pero volvé al banco".

Con menos de lo que tenía Quique me hubiera aprobado.

Hasta Marcelo le hubiera puesto un 6 si mi apellido no estuviera en la hoja.

Pero él quería vengarse.

Quería que la pase mal.

No hay nada más desagradable que un adulto

descargando sus frustraciones personales con un chico.

"¿Sabés qué? Te voy a dar 15 minutos más porque me da pena tu mamá.

Pobre santa, esa mujer. El hijo que le vino a tocar".

(Risas)

"¿Qué dijiste pelotudo?" (Risas)

Cuando nombró a mi vieja, salté de la silla hecho una furia.

Él creyó que lo iba a cagar a trompadas y fue lindo devolverle el miedo

que me quiso hacer sentir antes.

Salí del aula sin dar explicaciones.

Del otro lado mis amigos me esperaban para festejar, pero no les dirigí la palabra.

Me siguieron hasta la esquina

donde me saqué la remera del colegio y la tiré en un tacho.

Y Checho me preguntó qué les iba a decir a mis viejos.

"La verdad. Les voy a decir la verdad.

Pero primero tengo que aprender cómo se dice".

Recorrí Buenos Aires caminando

mientras escuchaba Karma Police en loop,

y los mensajes de mis amigos y profesores diciéndome que vuelva,

que todavía se podía hacer algo.

Pero yo ya no quería perder el tiempo.

Corbacho tenía razón.

Ahí entendí por qué me dio el pésame después de haberle dicho

que era importante para mis padres.

Después de muchísimas horas en las que nadie sabía dónde estaba, volví a casa.

Encontré a mi vieja colgando ropa en el medio de la madrugada.

Como no se podía dormir, se quedó lavando ropa en la terraza

que quedaba frente a nuestra portería,

frente a esa casa prestada, frente a ese techo ajeno.

Cuando venís de una familia trabajadora, humilde, que la lucha, etc., etc.,

el techo es lo más importante.

Tan importante es que hasta ese día yo no sabía por qué estaba estudiando

para ser Maestro Mayor de Obras si supuestamente iba a ser

Analista de Sistemas.

Cuando mamá se dio vuelta y me vio ahí parado me largué a llorar desconsolado.

"Ay, Niqui, no te preocupes, todo se va a arreglar".

Yo no podía respirar, como ahora.

Sentía el pecho entumecido, como ahora.

Y la panza me daba vueltas, como ahora.

Mamá empezó a decir que ella se iba a encargar de todo, que mañana iba a hablar,

que seguro se podía arreglar algo.

Pero no había nada que arreglar porque al irme de ahí dejé de sentirme fallado.

Y si quería recuperar mis superpoderes era necesario vencer a mi peor enemigo:

el silencio.

"Yo no te voy a construir una casa, mami.

Yo voy a ser muy exitoso haciendo lo que me gusta y te la voy a comprar.

Pero para cumplir tu sueño, primero tengo que cumplir el mío.

Y voy a necesitar a mi familia de mi lado todo el camino".

La adolescencia se termina el día que por primera vez lográs entablar un diálogo

adulto y honesto con tus viejos.

(Aplausos)

(Fin aplausos)

No quiero llorar más. (Risas)

Hace 10 años que vivo de lo que me gusta; vivo de contar historias en Internet,

en los diarios, en la radio y en la televisión.

Y lo pude hacer porque logré convencer a los demás de que me tenían que apoyar

en esto que tanto creía.

Pero para lograr convencer a los demás, primero te tenés que convencer vos mismo.

Nunca me enojé con la educación.

Tanto es así que nunca, nunca, nunca, nunca tuve jefes.

Siempre tuve maestros, y siempre fui detrás de maestros.

Y los adultos se quejan de algo, que es que los adolescentes no los escuchan.

Y eso es culpa de ellos.

Los adolescentes no son proyectos de personas:

son personas que ya existen y que les pasan cosas.

Yo a los 16 ya sabía qué quería hacer, cómo lo quería hacer, a dónde iba a llegar

y cómo iba a hacer para llegar.

Me faltaba aprender a explicar todo eso.

Y...

Todas mis decisiones adultas las sigue tomando el chico de 16 años que fui

para no traicionarme.

Y cuando le conté que me habían invitado a TEDx a compartir una idea...

le dije: "Boludo, me voy a poner anteojos así parezco más inteligente".

(Risas)

"Sí, tengo que parecer inteligente,

tengo que dar una charla que la rompa así les meto la tapa a esos profesores

que dijeron que era un tarado, y tipo... Mirá dónde estoy".

(Risas)

Y él, siempre tan directo y violento como es, me dijo:

"¿Vos sos pelotudo?" (Risas)

"¿Vos sos pelotudo? Vos no le tenés que dar la charla a tus profesores.

Vos no le tenés que dar la charla a la gente que no creyó en vos.

Vos la charla se la tenés que dar a los pibes que no les habla nadie.

Vos esa charla se la tenés que dar a los pibes del fondo".

Así que, gracias chicos por estar acá.

(Aplausos)

(Fin aplausos)

No dejen el colegio. (Risas)