3 mentiras de la psicología positiva | Ramón Nogueras | TEDxGranada
Summary
TLDREste guion ofrece una crítica sobre la psicología positiva, desarrollada por Martin Seligman. Se discute cómo se ha convertido en un fenómeno popular, pero que varios estudios clave en el campo, como las poses de poder y la ratio de felicidad, han sido refutados o tienen fallos metodológicos. A través de ejemplos como Amy Cuddy y Barbara Fredrickson, se resalta la falta de rigor científico y las trampas estadísticas en investigaciones populares. También se abordan las afirmaciones positivas y su impacto negativo en la motivación. Se enfatiza la necesidad de revisar esta rama de la psicología y su enfoque en el contexto.
Takeaways
- 💭 La psicología positiva ha crecido enormemente, impulsada por Martin Seligman, pero su origen y algunas de sus aplicaciones han sido criticados.
- 🐶 Seligman desarrolló su teoría de la 'indefensión aprendida' a partir de experimentos con perros, lo que inspiró parte de su estudio sobre la depresión.
- 🌱 La psicología positiva se centra en el crecimiento y la felicidad, en contraste con enfoques que solo estudian los trastornos.
- 📉 La famosa teoría de 'las poses de poder' de Amy Cuddy fue desacreditada tras varios estudios que no lograron replicar los resultados iniciales.
- 📊 La 'ratio de la felicidad', presentada por Fredrickson y Losada, fue criticada por tener fundamentos matemáticos defectuosos y no haber sido replicada.
- 💬 Las afirmaciones positivas, a menudo promovidas en el coaching, no siempre tienen el efecto deseado y pueden incluso desmotivar a las personas.
- 🔄 La técnica de 'contraste mental', que alterna visualizaciones positivas con obstáculos reales, se considera más efectiva que las afirmaciones positivas simples.
- 🧪 La ciencia detrás de la psicología positiva debe ser rigurosamente revisada, ya que varios estudios no han logrado replicar resultados clave.
- 👨💻 Nick Brown, un informático, desmontó la 'ratio de la felicidad' por sus errores matemáticos, lo que expuso graves fallos en esa teoría.
- 💡 La crítica principal es que la psicología positiva puede estar diseñada para personas con privilegios, ignorando contextos más difíciles como la pobreza.
Q & A
¿Qué es la psicología positiva según el texto?
-La psicología positiva es una corriente dentro de la psicología que se centra en estudiar lo que hace que las personas sean felices, florezcan y crezcan. Fue desarrollada por Martin Seligman y se aleja del enfoque tradicional de la psicología, que se centraba en los problemas y trastornos.
¿Cómo surgió el interés de Martin Seligman por la psicología positiva?
-Seligman se interesó por la psicología positiva después de una experiencia personal con su hija de cinco años. Mientras limpiaba el jardín, su hija le dijo que dejara de ser un amargado, lo que lo hizo reflexionar sobre por qué la psicología se enfocaba solo en los problemas y no en lo que hace que las personas sean felices.
¿Qué criticó el autor sobre el estudio de 'power poses' de Amy Cuddy?
-El autor criticó que el estudio de las 'power poses' realizado por Amy Cuddy tenía fallos metodológicos. No se pudo replicar el efecto propuesto, y en algunos casos los cambios hormonales fueron en la dirección contraria. Además, se eliminó a participantes que no daban los resultados esperados, y se cometieron errores estadísticos como el p-hacking.
¿Qué es la 'indefensión aprendida' según Seligman?
-La 'indefensión aprendida' es un fenómeno que Seligman estudió inicialmente, en el que los perros, tras recibir castigos inescapables, llegaban a un punto en el que no intentaban evitar futuros castigos porque creían que no podían afectar lo que sucedía. Seligman pensó que este fenómeno podía explicar la depresión en humanos.
¿Cuál fue la crítica hacia la 'ratio de la felicidad' propuesta por Fredrickson y Losada?
-La crítica fue que la 'ratio de la felicidad' propuesta por Fredrickson y Losada, que sugería que una proporción de tres emociones positivas por cada negativa era clave para la felicidad, estaba basada en matemáticas falsas. Nick Brown, un informático, descubrió que las ecuaciones eran autorreferenciales y no tenían relación con valores externos.
¿Cómo impactaron las autoafirmaciones positivas en el rendimiento según Gabriele Oettingen?
-Oettingen descubrió que las autoafirmaciones positivas, en lugar de mejorar el rendimiento, en realidad hacían que las personas rindieran menos y estuvieran menos motivadas para alcanzar sus metas. Esto ocurría porque, al fantasear con el éxito, las personas se convencían de que ya lo habían alcanzado, reduciendo su esfuerzo para lograrlo.
¿Cuál es el concepto de 'contraste mental' que propone Oettingen?
-El 'contraste mental' es una técnica en la que las personas alternan visualizaciones de lo que quieren conseguir con visualizaciones de su situación actual y los obstáculos que deben superar. Este enfoque ayuda a desarrollar una mayor motivación y planificación para alcanzar metas.
¿Por qué se dice que la psicología positiva es una ideología para personas ricas?
-Se critica que la psicología positiva promueve características que son más comunes en personas con buenos recursos económicos, como el optimismo y la capacidad de florecer. Las personas en situaciones de pobreza o con trabajos duros no pueden aplicar estas características de la misma manera, lo que convierte a la psicología positiva en una ideología más accesible para quienes tienen mejores condiciones de vida.
¿Cómo ha influido la psicología positiva en el negocio del coaching?
-La psicología positiva ha generado un negocio masivo en el ámbito del coaching, con mensajes que promueven la actitud positiva como clave para el éxito, aunque a menudo estos mensajes simplifican demasiado la realidad y no abordan los contextos difíciles de muchas personas, como trabajar en condiciones duras y mal remuneradas.
¿Qué reflexión final ofrece el texto sobre la psicología positiva?
-El texto reflexiona que, aunque la psicología positiva no es una pseudociencia, debe revisar lo que investiga, cómo lo investiga y con qué fin. Es importante que se considere el contexto en el que las personas viven, en lugar de simplemente enfocarse en características internas, para que las prescripciones terapéuticas sean más efectivas y adaptadas a cada situación.
Outlines
🧠 Introducción a la psicología positiva y el trabajo de Seligman
Este párrafo comienza con una reflexión sobre la psicología positiva, una corriente iniciada por Martin Seligman, quien originalmente investigaba el concepto de indefensión aprendida en perros. La psicología positiva surge cuando Seligman se da cuenta de que la psicología no debería centrarse solo en los problemas, sino también en lo que hace a las personas felices. A partir de su presidencia en la APA, la psicología positiva crece enormemente, recibiendo millones de dólares en financiación. Sin embargo, su popularidad ha generado críticas debido al auge del coaching y la presión de mantener una actitud positiva a pesar de las dificultades reales.
💪 Críticas a las 'poses de poder' de Amy Cuddy
Este párrafo aborda la investigación de Amy Cuddy sobre las 'poses de poder', una teoría que sugería que ciertas posturas podían aumentar la testosterona y reducir el cortisol, lo que supuestamente daba a las personas una sensación de poder. A pesar de la gran popularidad de esta teoría, especialmente tras una famosa charla TED, estudios posteriores no pudieron replicar los resultados y se descubrió que los datos fueron manipulados. Finalmente, se concluyó que los cambios hormonales asociados a las 'poses de poder' eran inexistentes, desacreditando la investigación original.
📊 El mito de la 'ratio de la felicidad'
En este párrafo se critica la ecuación de la 'ratio de la felicidad', creada por Barbara Fredrickson y Marcial Losada. Según ellos, existía una proporción exacta de emociones positivas y negativas para alcanzar la felicidad, con una constante universal de 2,9013. Sin embargo, Nick Brown, un informático con conocimientos de matemáticas, investigó y descubrió que las ecuaciones no tenían base matemática sólida. Tras una revisión por el físico Alan Sokal, se demostró que los cálculos eran incorrectos, lo que desacreditó esta famosa teoría.
💬 El problema de las afirmaciones positivas
Este párrafo aborda el concepto de las afirmaciones positivas y cómo, a pesar de la popularidad de esta práctica, estudios demostraron que en lugar de ayudar, pueden ser contraproducentes. Investigaciones de Gabriele Oettingen mostraron que las personas que usaban afirmaciones positivas tendían a ser menos productivas y menos motivadas para lograr sus metas. Se sugiere que el problema radica en que fantasear con el éxito sin tener en cuenta los obstáculos hace que las personas no actúen de manera efectiva.
🔍 Reflexión final sobre la psicología positiva
El párrafo final reflexiona sobre la psicología positiva como una ideología que, aunque no es una pseudociencia, necesita ser revisada. Se señala que esta corriente a menudo promueve ideas más beneficiosas para personas privilegiadas y que no siempre toma en cuenta el contexto de las personas más desfavorecidas. Aunque los psicólogos positivos buscan ayudar, es crucial que no se desatiendan las limitaciones contextuales y económicas que afectan a muchos, y se hace un llamado a que la investigación sea más crítica y consciente de las realidades sociales.
Mindmap
Keywords
💡Psicología positiva
💡Indefensión aprendida
💡Power poses
💡p-hacking
💡APA (Asociación Americana de Psicología)
💡Afirmaciones positivas
💡Ratio de felicidad
💡Contraste mental
💡Coaching
💡Sonríe o muere
Highlights
La psicología positiva es una corriente dentro de la psicología desarrollada por Martin Seligman, enfocada en el crecimiento y la felicidad de las personas.
Seligman inicialmente estudió la 'indefensión aprendida', un fenómeno que vinculó con la depresión, antes de virar hacia la psicología positiva.
La psicología positiva experimentó un crecimiento espectacular, incluyendo becas de millones de dólares y programas como Battlemind del ejército estadounidense.
Amy Cuddy popularizó la idea de las poses de poder, que prometían aumentar la testosterona y reducir el cortisol, pero estudios posteriores refutaron sus hallazgos.
Una revisión final en 2019 mostró que el efecto de las poses de poder era inexistente y que Cuddy había manipulado los datos eliminando muestras no deseadas.
Barbara Fredrickson y Marcial Losada desarrollaron la 'ratio de la felicidad', afirmando que se necesitaban tres emociones positivas por cada negativa para ser feliz, pero sus ecuaciones fueron desacreditadas.
Nick Brown, un informático, demostró que las matemáticas detrás de la 'ratio de la felicidad' eran autorreferenciales y carecían de fundamento científico.
Alan Sokal, conocido por su crítica a las pseudociencias, colaboró con Brown para desmontar la teoría de Fredrickson y Losada en una publicación en 'American Psychologist'.
A pesar de ser desacreditada, Fredrickson continuó defendiendo la teoría de la 'ratio de la felicidad' y recibiendo millones en financiación.
Las autoafirmaciones positivas, según Gabriele Oettingen, pueden reducir la motivación y el rendimiento en lugar de aumentarlos.
Un estudio de Oettingen mostró que las personas que usan autoafirmaciones optimistas tienden a obtener menos entrevistas y salarios más bajos después de graduarse.
La técnica del 'contraste mental', que combina visualizaciones de objetivos con obstáculos reales, es más efectiva para aumentar la motivación que las autoafirmaciones simples.
La psicología positiva ha sido criticada por ser una 'psicología para hombres ricos blancos', enfocándose en características de personas privilegiadas.
Barbara Ehrenreich, en su libro 'Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo', criticó la falta de contexto en las prescripciones terapéuticas de la psicología positiva.
Seligman y otros psicólogos positivos han sido cuestionados por no considerar el contexto social y económico al analizar las características de las personas que 'florecen'.
Transcripts
Transcriptor: Maria Pericleous Revisor: Michael Nystrom
Desde hace bastante tiempo,
que para mí ya se ha hecho largo de narices,
estamos sometidos a un bombardeo continuo de mensajes
sobre la importancia de pensar en positivo, la actitud positiva.
Y la psicología positiva es un descubrimiento alucinante.
La psicología positiva es una corriente dentro de la psicología
desarrollada por este caballero, Martin Seligman,
un psicólogo que ya era bastante conocido
por estudiar algo que era completamente opuesto
a toda esta movida de la psicología positiva,
que era básicamente torturar perros.
Torturar perros, pero no porque sí.
Seligman investigaba un fenómeno llamado indefensión aprendida,
en el cual los perros recibían castigos inescapables
hasta que llegaba un punto en el que se dejaban estar
y no trataban de evitar ninguna de las descargas subsiguientes,
porque pensaban que no podían afectar a lo que pasaba a continuación.
Seligman pensaba que este fenómeno podía explicar la depresión
y puede ser uno de los componentes en eso que llamamos depresión.
El caso es que Seligman iba a recibir la presidencia de la APA,
la Asociación Americana de Psicología,
que es lo más parecido que tenemos los psicólogos a un órgano rector,
y quería un tema que sirviera como el centro de su presidencia.
Y estaba limpiando el jardín de malas hierbas
y su hija de cinco años estaba al lado,
tirando flores para arriba y dando la vara como dan los niños.
Le pidió que se callara, y que dejara de dar la brasa,
y ella le dijo que él tenía que dejar de ser un amargado.
Y entonces él como que vio la luz,
y dijo: “¿Por qué la psicología se centra solo en los problemas y en los trastornos”
- que es mentira -
“y no se centra en lo que hace a la gente feliz, florecer, crecer,
ir hacia ese futuro brillante que muchos buscamos?”
Y en el discurso de aceptación del puesto como presidente de la APA en el año 98,
la psicología positiva vio la luz.
Y es un campo de la psicología
que ha experimentado un crecimiento espectacular,
millones de dólares en becas de investigación,
financiación privada, incluso programas
como el programa Battlemind del ejército estadounidense,
que entre otras cosas ayuda a reducir el estrés postraumático en veteranos.
Espóiler: No.
Ha generado un negocio enorme con el coaching
que seguro que os suena, que no es psicología,
pero bebe de la psicología positiva en la avalancha de mensajes constantes
de que aunque trabajes en una plantación de algodón
y te peguen con una botella rota y tu jefe te pague con cacahuetes,
lo importante es la actitud,
y que estés bien, y te digas cosas bonitas y no sé qué.
Yo vengo aquí a contaros tres pufos, tres.
De traca, de traca,
que demuestran que la ciencia tiene que vigilarse
y no dejar que la ideología en ocasiones la contamine.
El primer pufo que os vengo a contar es una investigación
que aparece en el año 2010 en Psychological Science.
Un artículo de Dana Carney, Amy Cuddy y otros, sobre las poses de poder.
Esto.
Amy Cuddy, la que veis en la fotografía, y sus compañeros postulaban
que adoptar ciertas poses que ellos llaman de poder,
tiene efectos hormonales sobre las personas,
entre otras cosas aumenta la testosterona bajo la saliva
y baja el cortisol, la hormona del estrés,
además de darte una sensación subjetiva de gran poder
o de tener dos cocos entre las piernas, lo que sea.
Esta sensación de poder ayudaría a negociar con más efectividad,
a ser más líder, a tener diferentes efectos positivos
en las interacciones con otras personas.
De hecho, esto se hizo inmensamente popular gracias a TED.
La charla de Amy Cuddy en la que explica toda esta movida
es la segunda charla TED más vista de la historia,
más de 65 millones de visionados.
Eso demuestra que las charlas TED
hay que tomárselas con un puntito de escepticismo, esta también.
El caso es que en 2015 se intentó replicar los resultados de Cuddy y su equipo
y no se encontró el efecto que decían.
En el año 2017 se intentó replicar otra vez,
y se encontró que los cambios hormonales,
si se daban, se daban en la dirección contraria.
O sea, te bajaba la testosterona y te subía el cortisol.
Supongo que por la tensión de estar así,
como que te ibas a tensar mucho.
Y en el año 2019 una revisión final encontró que este efecto era inexistente,
entre otras cosas porque Cuddy hizo trampas,
eliminó a aquellos sujetos de la muestra
que no daban el resultado que ella buscaba.
Asimismo, no informó de que una de las variables que se estudiaban
no había dado resultados significativos.
También hizo unas trampitas estadísticas muy simpáticas, que se llaman p-hacking,
que se usan para retorcer los datos para que digan más o menos lo que quieres.
Y además, no había grupo de control.
Esto es, había un grupo en pose de poder,
comparado con un grupo en pose Cuasimodo,
y no había un grupo de control en posiciones normales,
con lo cual no podemos afirmar que los supuestos cambios
se debían a la diferencia entre las dos poses.
Podría haber alguna otra variable que estuviera interfiriendo.
Dana Carney abandonó esta idea de las power posings en 2016,
pero Amy Cuddy ha seguido a pesar de que no hay evidencia,
y se gana la vida vendiendo esto en un chiringuito.
Esto parece una chorrada inofensiva,
pero pensad en todos los políticos que lo compraron
y se dedicaron a posar como si tuvieran dos cabezas de enano aquí metidas.
Theresa May, la primera ministra británica entre ellos,
todos son políticos británicos conservadores, no digo nada.
Y esto parece inofensivo,
pero puede llegar a ser a veces hasta delirante.
En el segundo pufo que os voy a contar,
las matemáticas y la psicología se van una noche de borrachera,
tienen una noche apasionada y luego intentan pasar el invento que han parido
como si fuera una criatura legítima.
Os voy a hablar de la ratio de la felicidad.
Estas dos personas, Barbara Fredrickson, una psicóloga
descrita por Seligman como un genio de la psicología positiva,
y Marcial Losada, que es un señor que era consultor,
parieron una ecuación que supuestamente le ponía un valor exacto
a la ratio de la felicidad, que es un concepto
que ya en psicología se postulaba de antiguo.
La idea es que las emociones positivas
tienen que superar a las negativas en una cierta cantidad
para que podamos ser felices.
Es una idea que otros psicólogos,
como John Gottman, experto en terapia de parejas,
ya habían adelantado.
Gottman dice que las parejas exitosas
tienen al menos cinco interacciones positivas
por cada negativa, pero esto depende del contexto.
Según Fredrickson y Losada,
ellos habían encontrado la constante universal,
la constante hasta el cuarto decimal 2,9013 con tomate.
O tres a uno si sois vagos como yo y queréis redondear.
Y esto vale aquí y en China.
Casado, soltero, joven o viejo.
Si tienes tres emociones positivas por cada negativa,
tu vida va a ser la hostia.
Y aquí entra Nick Brown.
Este señor no es psicólogo.
Este señor era jefe de equipo en una empresa informática.
Es informático y estaba en un máster de psicología positiva
porque le dijeron que le vendría bien para su liderazgo.
Él lo que quería era prejubilarse.
Le pusieron la famosa gráfica de mariposa que muestra el punto exacto
en el que de repente llegas a tres a uno, y tu felicidad empieza a subir.
Y Nick Brown, de psicología no sabía mucho, pero de matemáticas sí,
y esto le pareció muy trucho, y entonces se puso a investigar,
y encontró que las ecuaciones eran autorreferenciales.
No tenían relación con ningún valor externo.
Si ponían los números usados por los investigadores
que estaban plagiados de un artículo de Konrad Lorenz del 63, te salía eso.
¿Cómo te podía salir cualquier cosa?
Pero a él le faltaba nivel matemático para meterse en esa complejidad
y buscó la ayuda de Alan Sokal, un físico,
que ya saltó a la fama por demostrar que uno puede publicar cualquier sandez
en una revista científica, si lo viste de matemática,
consiguiendo que le publicaran un artículo
donde demostraba que la gravedad era un constructo social
y que si todos dejáramos de creer en la gravedad, dejaría de funcionar.
Y se lo publicaron.
Sokal vio esas ecuaciones y dijo: “Esto es una tarta de estiércol de siete pisos”.
Así de claro.
Y con un psicólogo llamado Harris Friedman los tres armaron una réplica
que se publicó en American Psychologist,
no sin dificultad, porque Fredrickson era su editora asociada
- fíjate que cosa -
donde desmontaban completamente la idea
de que exista una ratio universal de la felicidad
y denunciaban que esas matemáticas eran falsas.
Losada desapareció,
no he vuelto a defender esa idea en público.
Fredrickson dijo que sí, que igual las matemáticas estaban mal,
que era psicóloga y no entendía las ecuaciones tampoco,
pero que si el resto de la evidencia en favor de su teoría
tenía todavía más fuerza, y se fuma un puro.
Veis el patrón aquí, ¿no?
Hago un descubrimiento rompedor,
me forro, nueve millones de dólares en becas para Fredrickson.
¿Descubren que mi estudio tiene más agujeros que un queso gruyer?
Me fumo un puro y sigo vendiendo.
Y el tercer pufo que os quiero contar,
o lo quiero contar porque creo que es muy cotidiano para todos nosotros,
que es la turra de las afirmaciones positivas.
La idea de que si tú te dices a ti mismo cosas bonitas,
lo vas a petar, esta noche mojas, vas a aprobar el examen,
vas a ganar la liga, las elecciones, lo que sea.
La teoría de las autoafirmaciones
nos dice que las personas que se hacen afirmaciones positivas
entran en un estado que los psicólogos llamamos profecía autocumplida,
de forma que ajustamos inconscientemente nuestra conducta
para conseguir aquello que nos hemos propuesto,
y obtenemos una mayor sensación de autocompetencia que nos motiva,
nos motiva a perseguir la meta.
El problema es que unos años antes,
incluso a pesar de la evidencia neurocientífica
que casi acumula diciendo: “¡Es verdad, es verdad!”
Cuando una persona se hace autoafirmaciones,
su cerebro se activa como si estuviera viviendo el resultado que pretende.
Eso demuestra que podemos conseguir cambios, como por ejemplo
que la gente sedentaria se ponga a hacer ejercicios y se motiva.
El problema es que, a pesar de toda la evidencia tan aparentemente chula,
unos años antes, una psicóloga experta en motivación, Gabriele Oettingen,
esta señora que veis aquí,
había encontrado que las autoafirmaciones positivas
consiguen que la gente rinda menos
y esté menos motivada para hacer las cosas.
Oettingen cogió a un grupo de recién licenciados
y lo dividió en grupos según su grado de optimismo,
e hizo un seguimiento a lo largo de dos años
para ver si conseguían el trabajo que querían,
dónde estaban ubicados, qué salario ganaban, etc.,
y encontró que a los dos años
aquellos que usaban más autoafirmaciones,
que fantaseaban más con el éxito y demás,
tenían menos entrevistas de trabajo,
peores puestos de trabajo y cobraban menos.
Y esto se generalizaba también a perder peso, a echarte novia, etc.
O sea, que las autoafirmaciones parecían que te hacían estar peor.
¿Cómo puede ser?
Pues por un mecanismo similar al que nuestro amigo Cascio describía
en su estudio con cerebrito brillante,
que es que cuando tú fantaseas con el éxito,
visualizas el éxito, te convences de que ya estás ahí,
de que no tienes que hacer nada.
Con lo cual, si no tengo que hacer nada, es menos probable que lo haga.
En realidad, los optimistas y los pesimistas están en el mismo sitio.
El optimista no hace nada: como ya lo he deseado, el universo me lo dará.
El pesimista no hace nada: ¿para qué me voy a forzar?
Y los dos consiguen lo mismo.
Que es, pues, un mojón como los que habéis visto antes.
Es más,
en la revista Nature hace poco salió un estudio,
una revisión antológica que demuestra que la mayor parte de los estudios
realizados con resonancias magnéticas como el de Cascio
no replican porque tienen problemas muestrales,
y por tanto podemos cogerlos y tirarlos a la basura.
Oettinger sí sacó una cosa positiva:
existe una forma de usar las visualizaciones correctamente
que se llama contraste mental.
Las personas que visualizan lo que quieren conseguir
y lo alternan con visualizaciones de dónde están ahora
y cuáles son los obstáculos a superar
sí desarrollan una mayor motivación, y por tanto,
tienen mayor posibilidad de persistir y conseguir lo que buscan - posibilidad.
Porque al ver lo que quieres, experimentas motivación,
pero al ver los obstáculos tienes que planificar,
y eso te da una verdadera sensación de competencia.
Yo me puedo pegar aquí todo el día sacando pufos, uno detrás de otro,
pero se me acaba el tiempo.
Quiero que entendáis una cosa.
La psicología positiva no es una pseudociencia,
no es una caja vacía,
no es un fraude como una moneda de 3 euros,
aunque mucho de lo que la rodea lo sea.
Los psicólogos positivos se someten al método científico,
publican sus hallazgos en revistas revisadas,
así podemos intentar replicar sus experimentos,
podemos criticarlos, podemos debatir con ellos.
Pero es una ideología que se tiene que revisar
porque como dice James Coyne, la práctica de la psicología positiva
es una psicología para hombres ricos blancos.
Cosa que Barbara Ehrenreich denunciaba, recientemente fallecida,
en su libro “Sonríe o muere: La trampa del pensamiento positivo”.
Las características que según Seligman tienen las personas que florecen
son las características de gente con pasta, básicamente.
Fijaos que es inverso.
Tú dices: “Tengo pasta porque tengo unas características que me permiten florecer”.
Pero los psicólogos te dirán que en una conducta humana
lo importante es el contexto.
Así que a lo mejor tú tienes esas conductas, esas características,
porque tu pasta y tu contexto te permiten tenerlas.
Porque, ¿qué pasa con los que son pobres?
¿Y con las personas que tienen enfermedades?
A los que hubieran pensado mejor, que hubieran hecho ejercicios de gratitud
y si hubieran dicho afirmaciones positivas.
Fredrickson decía que para ser feliz
tienes que tener un sentido de que tu labor aporta cosas al mundo.
Pero hay mucha gente que no podrá,
hay mucha gente que tendrá que hacer trabajo duro,
no realizante, porque es eso o pasar hambre.
Al final, las prescripciones terapéuticas de la psicología positiva
acaban siendo como la dieta del cajón, que te da el médico de cabecera,
que es una fotocopia y que te la dan hagas lo que hagas,
con el contexto que tengas, las características que tengas.
Siempre son las mismas prescripciones, sin tener en cuenta el contexto.
Y eso en psicología es un pecado capital.
Si nosotros queremos ser más felices y nosotros queremos estar mejor,
no tenemos que mirar tanto adentro,
a las características internas de la persona,
como a nuestra interacción con el contexto.
Y tampoco quiero con esto destruir completamente la psicología positiva.
Como decía Skinner, a menudo un fracaso no es tal,
es simplemente lo mejor que se ha podido hacer dadas las circunstancias.
Pero esto nos tiene que servir como reflexión.
Pensar que la gente rica lo es porque tiene unas características,
y que la pobreza es una especie de debilidad del carácter,
es una ideología, no es ciencia,
y es una ideología rancia, es una idea victoriana.
La psicología positiva no es una pseudociencia,
pero quizá tenga que revisar qué investiga,
cómo lo investiga y para qué investiga.
Porque una cosa sí la tengo clara,
los psicólogos positivos, tanto como los demás,
los psicólogos en distintas corrientes, ante todo lo que quieren es ayudar,
y ante todo lo que quieren
es acompañar a las personas en momentos de gran sufrimiento.
Pero por mucho pensamiento positivo que apliques y por mucho que lo visualices,
si tu diseño experimental es malo, luego los resultados no se replican.
Esto es todo, muchísimas gracias.
(Aplausos)
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