Un año de cambios: Día 41

Summary

Este devocional reflexiona sobre la liberación que se experimenta al comprender que no necesitamos impresionar a Dios, ya que Cristo ya lo hizo por nosotros. Destaca que la obediencia cristiana no se trata de lo que podemos hacer por Dios, sino de lo que Él puede hacer en nosotros a través de su gracia. La justificación y la santificación no son logros que podamos pagar o alcanzar, sino regalos de Dios que nos permiten vivir en su gracia y dar fruto en Su nombre. El mensaje resalta la importancia de depender completamente de Dios y la libertad que surge al reconocer nuestra total aceptación en Él.

Takeaways

• 😀 No necesitamos impresionar a Dios porque ya somos aceptados por lo que Cristo hizo por nosotros.
• 😀 La justificación nos da la libertad de saber que no necesitamos hacer algo espectacular para agradar a Dios.
• 😀 La justificación es el milagro de estar bien con Dios siempre, por toda la eternidad.
• 😀 La relación con Dios no depende de nuestro pasado ni presente, sino de lo que Cristo hizo por nosotros.
• 😀 La obediencia no es hacer lo que Dios quiere, sino agradarlo con un corazón puro y amor genuino.
• 😀 El primer paso para obedecer a Dios es reconocer que no podemos hacerlo por nuestra propia cuenta.
• 😀 Cuando aceptamos que no podemos cambiar por nosotros mismos, entendemos las palabras de Jesús: 'Separados de mí, nada podéis hacer'.
• 😀 La vida cristiana no se trata de lo que podemos hacer por Dios, sino de lo que Él puede hacer en y por nosotros.
• 😀 Cada vez que obedecemos a Dios, estamos recibiendo más gracia de Él, no devolviendo algo.
• 😀 La obediencia produce un fruto que glorifica a Dios, no a nosotros, porque es Cristo quien lo produce en nosotros.

Q & A

¿Qué significa que 'separados de mí nada podéis hacer' según el guion?

Esta frase resalta la idea de que, sin la ayuda y el poder de Cristo, no podemos hacer nada significativo o fructífero en nuestra vida espiritual. Nuestra obediencia y frutos provienen completamente de Él.

¿Cómo se describe la relación con Dios en términos de aceptación y gracia?

La relación con Dios es vista como una aceptación plena gracias a lo que Cristo hizo por nosotros, no por nuestros esfuerzos o buenas obras. La gracia nos permite estar en paz con Dios de manera eterna.

¿Qué se entiende por 'justificación' en el contexto del devocional?

La justificación se describe como ser 'justo como si nunca hubiéramos pecado', una obra de Cristo que nos coloca en una posición de aceptación ante Dios, sin importar nuestros errores pasados.

¿Cómo se puede vivir una vida cristiana según este mensaje?

La vida cristiana no se basa en lo que podemos hacer por Dios, sino en lo que Él puede hacer en nosotros. A través de su gracia, podemos cumplir su voluntad y vivir obedeciendo.

¿Qué implica la obediencia en este contexto?

Obedecer no solo es hacer lo que Dios quiere, sino agradarle con un corazón puro, con amor genuino y buscando su gloria, como si Jesús mismo lo hiciera.

¿Cómo se entiende el concepto de 'fruto' en este devocional?

El 'fruto' es la obra realizada por Cristo en nosotros. No es nuestra acción, sino su pureza, amor y admiración por el Padre reflejados en lo que hacemos.

¿Por qué es importante entender que no podemos salvarnos ni cambiarnos por nuestra propia cuenta?

Reconocer nuestra incapacidad para salvarnos o cambiarnos nos lleva a depender totalmente de la gracia de Dios y a aceptar que solo a través de Cristo podemos transformarnos.

¿Qué papel juega la gracia en nuestra obediencia y vida cristiana?

Cada vez que obedecemos a Dios, no estamos pagando una deuda, sino recibiendo más de su gracia. La vida cristiana es un proceso continuo de recibir gracia para vivir conforme a su voluntad.

¿Cómo se describe la libertad que proviene de la comprensión de que no necesitamos impresionar a Dios?

La libertad proviene del entendimiento de que, al estar en Cristo, ya somos aceptados por lo que Él hizo, lo cual nos libera de la presión de tener que impresionar o ganarnos el favor de Dios.

¿Cuál es el resultado de la obediencia basada en la gracia de Dios?

El resultado es que la gloria no va a nosotros, sino a Dios, porque es Él quien produce el fruto en nosotros a través de su hijo, Jesús.